Ya se sabe que en situaciones extremas nada como un cambio de entrenador para utilizar la última bala de una recámara encasquillada y derivar responsabilidades al banquillo y el césped. Las reclamaciones, al maestro armero, podría servir como título para el último volantazo en el timón albiazul. Los capitanes de la nave lanzan al agua el sal
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