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Espanyol-Alavés | Liga Santander Jornada 6

La desgraciada rutina de la derrota

El Alavés eleva su tono ante el Espanyol, pero no sabe dar respuesta a un penalti tonto de Duarte y sigue sin coger el pulso a la competición

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Miércoles, 22 de septiembre 2021, 18:23

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A la quinta, tampoco. Cuando está de que no está de que no. En esas anda el Deportivo Alavés, que, haga lo que haga, pierde. Cuando ha jugado mal y cuando, como en Cornellá, eleva sus prestaciones competitivas. No es suficiente. Es la rutina de la derrota. Esta vez le tumbó un detalle, un penalti inocente de Duarte por mano -otro-, pero cuando esos detalles decisivos siempre caen del otro lado será por algo. Quizás no mereció perder, pero difícilmente se puede hablar de mala suerte para justificar cinco derrotas consecutivas. El conjunto vitoriano quiso asomarse a la batalla ante el Espanyol, pero sigue quedándose corto. Se atisbó una tímida progresión, tampoco era complicado mejorar lo anterior, pero faltan cosas.

Se salvó por centímetros primero. Por los que dibujan las líneas del VAR, que anuló dos tanto por fuera de juego a Raúl de Tomás en el inicio del partido. Fue mejor que su rival después, durante un buen rato de la primera parte. Pero a este Alavés apenas le dura la esperanza. Y volvió a sentirse impotente en la segunda, incapaz de reaccionar con coherencia al gol perico. Solo al final, a las bravas, puso un puntito de emoción en el área de Diego López, pero volvió a quedar claro que al ataque alavesista no le sobran argumentos. Ya son cuatro partidos seguidos sin marcar.

Calleja siguió agitando el árbol. Lo vareó. Otra revolución. Seis cambios. Dio la alternativa a Tachi por Miazga -cuarta pareja de centrales en cinco partidos- y buscó más músculo en el centro del campo con Loum y Pina, con la misma fórmula que en el único partido a domicilio anterior, en Mestalla: Manu García en banda, algo que entonces no funcionó, y Guidetti en punta con Joselu. En Valencia el plan estalló por los aires en dos minutos. En Cornellá estuvo a punto de repetirse la misma explosión. De Tomás perforó la portería albiazul justo en el minuto 2, pero esta vez el VAR si señaló el fuera de juego que no quiso ver entonces.

También lo hubo en el segundo tanto anulado al delantero perico (m. 18), que se había colado fácilmente entre Martín y Tachi. Salvados por esos centímetros. Dos sustos monumentales que, sin trascendencia en el marcador, revelaban la endeblez defensiva vitoriana. Y tampoco el capítulo ofensivo funcionaba mucho mejor. Demasiado plano aún, sin apenas continuidad, las jugadas casi morían antes de nacer.

Espanyol

Diego; Gil, Sergi, Cabrera, Pedrosa; Baré (m. 73, David López), Morlanes (m. 65, Mérida); Melamed (m. 65, Wu Lei, Darder (m. 87, Melendo), Embarba; y De Tomás (m. 74, Dimata).

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Alavés

Pacheco; Martín (m. 85, Miguel), Tachi (m. 85, Miazga), Laguardia, Duarte; Manu García (m. 85, Toni Moya), Loum, Pina (m. 71, Pellistri), Rioja; Guidetti (m. 59, Sylla) y Joselu.

  • Incidencias 8.176 espectadores

  • Árbitro Melero López

Además de generar desajustes defensivos en esa zona -por ahí llegaba el peligro blanquiazul-, Manu García estaba extraviado en la banda izquierda, donde apenas conecta con el juego ofensivo colectivo, y a Rioja le faltaba atrevimiento en la derecha, donde Calleja le ubicó de inicio. Pero el tesón del extremo sevillano, su perenne actitud intachable, es una de las pocas virtudes del Alavés en este inicio liguero. Y por ahí empezó a ganar confianza el conjunto vitoriano. Tuvo que aparecer para invitar a la reacción colectiva.

La primera acción destacable del conjunto albiazul (m. 13), un disparo que puso a prueba a Diego López (m. 31) y que, de paso, dotó de cierta serenidad a un equipo que poco a poco fue ganando terreno hasta terminar la primera parte en campo rival. Y la ocasión de Martín tras despeje del portero a tiro de Joselu fue una esperanzadora forma de llegar al descanso (m. 45). El equipo albiazul, al menos, se había demostrado a sí mismo que era capaz de competir de tú a tú contra el adversario. Fueron, posiblemente, los minutos más completos del campeonato, junto a esa primera parte ante el Real Madrid que el paso del tiempo y la rutina de la derrota han convertido en una leyenda que, como todas, posiblemente esté magnificada.

Pero el Alavés está reñido con las ilusiones. Esta vez las rompió otro penalti tonto de Duarte, que salió a tapar un remate con el brazo abierto. De Tomás no perdonó. Y el equipo albiazul no reaccionó. Lo intentó en un centro de Martín que Sylla no acertó a rematar, pero el ataque vitoriano volvió a hundirse en sus carencias. Entró más en contacto con el balón Manu, que lo buscaba en el centro, dejando el carril izquierdo libre a Duarte, pero esa configuración táctica asimétrica que tampoco prosperaba con la pelota.

Desordenado, intermitente, fragmentado por momentos. Incapaz de llevar el balón con claridad a sus delanteros. Tampoco cuando al final, a la desesperada, eran tres. Y tampoco supo sacar réditos del balón parado, ni con Pacheco en busca del remate épico. Solo generó un par de barullos, ya en el descuento, justo después de que el portero regalara ese tiempo extra al equipo en un mano a mano con Wu Lei. Tibia mejoría, sí, pero insuficiente.

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