El Deportivo Alavés está atrapado en las garras de sus propias circunstancias. De las muchas cosas que hace mal, de las que salen mal cuando parece que las hace bien, de los famosos detalles que deciden los partidos. De la montaña rusa de emociones en las que viaja en cada encuentro, tan discontinuas y errantes como su fútbol, que ante el Atlé
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