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Athletic - Alavés | Liga Santander Jornada 8

Un plan con fisuras y escasez

El Alavés repite la idea que le sirvió ante el Atlético, pero paga sus desajustes defensivos y su aridez ofensiva con una merecida derrota en San Mamés

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Viernes, 1 de octubre 2021

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Ganó el que intentó ganar. Pocos peros se le pueden poner a la victoria del Athletic en el derbi de San Mamés. Ninguno. Porque el Deportivo Alavés ni siquiera se asomó a la tentativa. No es que el equipo rojiblanco hiciera un partido notable. Tampoco le hizo falta para apuntarse un merecido triunfo ante un rival muy escaso. El conjunto de Marcelino fue más y mejor que el de Calleja, que se quedó a vivir en su balsámico triunfo ante el Atlético de Madrid para intentar pescar algo positivo en el feudo bilbaíno subido únicamente a una inercia anímica que volvió a desacelerar con el paso de sus improductivos minutos.

Con el mismo plan. El técnico albiazul no tocó nada esta vez. La misma alineación que ante el conjunto colchonero. Primera vez que repite once. Pero con fisuras. El Alavés no fue la roca que fue seis días antes. Demasiados desajustes defensivos como para sacar algo positivo de San Mamés. Sobre todo cuando su alarmante carestía ofensiva le impide generar ocasiones para atreverse a soñar con la victoria. Imposible ganar sin acercarse con cierto convencimiento al área contraria. El balón parado como única amenaza. Muy retrasadas las líneas del equipo albiazul, que se encontraba con un páramo por delante cuando recuperaba la pelota. Sin conexiones en ataque. Deslavazado.

Athletic Club

Simón; Lekue, Vivian, Íñigo, Balenziaga; Berenguer (m. 65, Nico), Dani García (m. 86, Vesga), Vencedor, Muniain (m. 77, Zarraga); Raúl García (m. 76, Sancet) e Iñaki Williams.

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Deportivo Alavés

Pacheco; Martín (m. 73, Manu García), Ximo, Laguardia, Miazga, Duarte; Toni Moya (m. 81, Pellistri), Loum (m. 73, Pina), Luis Rioja; Miguel (m. 60, Guidetti) y Sylla (m. 45, Joselu).

  • Árbitro Del Cero Grande

  • Incidencias 28.665 espectadores en San Mamés.

Y no tiene tanto que ver con la configuración táctica, que posiblemente también, porque se puede atacar igualmente con esa disposición, sino con la convicción, con la seguridad, con la confianza. Y este Alavés, hoy por hoy, no las tiene. Ni siquiera tras el refuerzo anímico de superar al campeón de Liga. Mucho por hacer durante el parón. Casi todo, en realidad. Porque el equipo de Javi Calleja está obligado a reinventarse de nuevo en busca de una competitividad que carece de continuidad.

El duelo ya amaneció tensionado para los albiazules. El tercer córner a favor del Athletic en apenas cuatro minutos acabó en penalti por mano de Ximo Navarro. Con el suspense del VAR, porque ni siquiera los árbitros se aclaran con eso de la posición natural o antinatural de los brazos. Y tan cierto es que el del defensor alavesista estaba abierto como que estaba de espaldas y cayendo tras salto. Y que minutos después, en el área contraria, una postura similar de Vencedor se quedó en una fugaz revisión. El caso es que el balón fue a los once metros, pero Pacheco adivinó las intenciones de Raúl García y dio aire al conjunto vitoriano.

El Alavés pareció frenar después el ímpetu inicial de los de Marcelino, pero la movilidad en banda de Berenguer y Muniain, que buscaban posiciones interiores para dejar el carril libre a los laterales, desajustaba la defensa albiazul e Iñaki Williams generaba inquietud con sus caídas a los espacios. El equipo babazorro no era el sólido bloque que resistió ante el Atlético. Y apenas existía en campo contrario, donde era incapaz de domar la pelota con cierta coherencia. Algún tímido balón parado y poco más. Había demasiados metros entre la zona donde robaba y la portería de Unai Simón como para inquietar al de Murguía.

Intentaron dormir el partido los de Calleja, pero tampoco les salía demasiado bien. Íñigo Martínez remató alto un córner, Pacheco paró sin demasiados problemas un intento de Muniain y Vivian cruzó en exceso su testarazo. Momentos de acoso bilbaíno ante un Alavés que hacía un partido de últimos minutos en plena primera parte. Aguantar atrás y ya se vería después, sin ninguna chispa ofensiva que permitiera albergar esperanzas de adelantarse en el marcador.

Si algo fuera a pasar sería en el área de Pacheco. Y pasó. Un córner inocuo a favor de los albiazules acabó en córner en contra. Y en gol. Mal defendida la contra rojiblanca. Mal defendido el saque de esquina, rematado con suma comodidad por Raúl García en el segundo palo después de que Loum perdiera su marca y terminará de romper una defensa ya de por sí desajustada (m. 43). El plan que no carburaba se rompió al borde del descanso. Otra vez a contracorriente. Con la certeza de que había que hacer muchas más cosas en ataque para encontrar alguna opción.

Lo intentó con Joselu, pero tampoco. El Alavés añora la mejor versión del gallego. Se acercó Rioja en una jugada embarullada. Y parecía intuirse algo más de deseo. Pero fue Williams el que volvió a acercarse al gol, tras fallo de Ximo en la salida primero y buena jugada de Muniain por línea de fondo después. Ganaban algunos metros los albiazules, pero solo infundían algún temor, poco, a balón parado. Tampoco con dos delanteros. Y el apocado remate final de Pellistri fue casi anecdótico. Muy poquita cosa, De nuevo impotente. La misma idea, pero sin claridad de ideas.

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