Cuando el riesgo de soltar amarras definitivamente con la categoría se cernía sobre un Alavés desamparado aparecieron a tiempo los bomberos para rociar con agua a presión el clavo ardiendo. Ese del que, pese a la trabajada y agónica victoria de ayer ante el Rayo Vallecano, sigue colgado de una débil mano despellejada el equipo albiazul. Consc
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