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Laguardia felicita a Santos tras el tercer tanto marcado por el venezolano.
El oficio le da el pase al Alavés
Fútbol | COPA DEL REY

El oficio le da el pase al Alavés

El equipo albiazul, repleto de secundarios, obtiene un triunfo abultado que encarrila su clasificación a octavos

Iñigo Crespo

Jueves, 1 de diciembre 2016, 19:43

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El oficio podría traducirse en el fútbol como la capacidad de ganar sin que nadie brille en exceso. El Alavés tenía este jueves un doble objetivo en Tarragona: obtener nuevas mezclas en su paleta de colores que pudieran aportar nuevas soluciones a la obra de Mauricio Pellegrino y encarrilar el pase a octavos de final de la Copa. El conjunto albiazul apenas sobresalió de los tonos grises en su juego durante algunas fases de su estreno en la competición del k.o, pero el resultado fue incontestable para el equipo vitoriano, contundente y despiadado con los errores infantiles del Nàstic hasta firmar un triunfo abultado. Sin grandes alardes con la pelota, el Alavés exhibió su cuajo y demostró que su molde es mucho más consistente que el de su adversario y que el de muchos rivales de Primera.

Solo Pantic, que disputó su segundo encuentro como titular en lo que va de campaña, y Theo, que parece casi inagotable, repitieron en el once que destrozó el pasado domingo al Villarreal en El Madrigal. Pellegrino apostó una sucesión inédita de nombres y por un esquema atípico para él, con un carácter muy ofensivo. Alineó juntos a Santos y Toquero, con Katai y Espinoza en las alas. La contrapartida se reflejó en la zona de creación, donde Krsticic y Manu García echaron en falta el indispensable timón de Marcos Llorente. El encuentro fue tan extraño en la primera mitad, que el futbolista que más trataba de jugar con la pelota por parte de los albiazules fue el guardameta Ortolá, sobrio y seguro con las manos y los pies, y frío como un témpano de hielo cuando trata de combinar con la defensa.

Pero el Alavés se ha convertido en un magistral e inesperado verdugo cuando actúa lejos de Mendizorroza. Los encuentros que ha perdido como visitante no han podido ser más estrechos, a excepción del naufragio de Anoeta, y este jueves encadenó su segundo triunfo a domicilio ante el cándido Nàstic. Toquero consiguió media clasificación albiazul tras un cabezazo a la salida de un córner en el minuto 15, después de que Santos, con un disparo muy desviado, lanzara el primer aviso al comienzo del encuentro. Al delantero vitoriano, generoso como siempre en su esfuerzo y entrega, le costó entenderse con Vigaray en su nueva sociedad, pero lució una efectividad de oro para conducir al Alavés a los octavos de final de la Copa.

El primer tiempo ofreció a un Krsticic más participativo que de costumbre, consciente de su necesario paso al frente, y un Katai valiente y descarado, aunque aún lejano al fútbol de trinchera. Pero, por encima de todo, dejó patente que el equipo albiazul goza de una mentalidad y una actitud que lo hacen casi indestructible cuando se pone en la piel de visitante. El Nàstic gozó de alguna oportunidad más que el conjunto vitoriano durante el primer tiempo y, sin embargo, el Alavés tenía el certificado a octavos casi listo en el intermedio.

La tropa de Pellegrino, no obstante, vio clara la fisura del Nàstic al inicio de la segunda mitad. Apretó con más ímpetu, como si supiera que podía dejar la eliminatoria sentenciada si mordía al inseguro cuadro catalán en los primeros instantes de la reanudación. Para corroborarlo, Toquero firmó el doblete cuando apenas habían pasado siete minutos de la segunda mitad. La acción fue como una tragedia cómica para los hinchas del Nàstic, que vieron cómo cinco jugadores del Alavés corrían en estampida ante un solo defensor grana. Manu García envió la pelota a Katai, que controló con el pecho y dejó en bandeja el tanto a Toquero. Sin demasiado lustre, el Alavés estaba prácticamente en octavos y el encuentro había encontrado a su protagonista en el delantero vitoriano.

Debutantes

La holgada ventaja y la serenidad con la que el Alavés actuaba en defensa permitió que Manu García Alonso tuviera su primera media hora como albiazul esta temporada. Solo unos minutos después, además, Santos zanjó la eliminatoria con un tanto logrado con la mano, que hizo estallar a la grada del Nou Estadi. En las antípodas de la rabia y la depresión se encontraba el Alavés, que permitió a Sobrino disfrutar de casi media hora y a Manu Barreiro poder estrenarse en competición oficial. El equipo de Pellegrino aguantó sin excesivos problemas el resultado, más allá de la temeridad que protagonizó Ortolá cuando regaló la pelota a un atacante del Nàstic. El propio guardameta, no obstante, lo arregló con una magnífica estirada.

El Alavés atraviesa su mejor momento de la campaña, sin dudas sobre su carácter a domicilio, aunque consciente de que debe encontrar aún su duende en Mendizorroza. Los dos últimos choques del equipo albiazul, solventados por un aplastante 5-0 global, disparan la ambición y la ilusión en su entorno, mientras que la barrera psicológica de los octavos de final, firme durante la última década, parece ya cosa de un oscuro pasado.

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